EL ISEKAI parte 2

 

luego de desayunar un jugo y un sandwich de jamón y queso en la escuela al llegar, mi cuerpo se sintio raro, sentia esas ganas de orinar y de hacer otras cosas pero no sabia como, se me había olvidado desde que desperté, como no lo había hecho en casa dije desesperada con mis entrañas a punto de explotar, no podía agarrarme el pene para contenerla así que apreté las piernas y corrí como niña, fui al baño y la diferencia era notable entre los baños de los hombres con 3 asientos y un largo mingitorio al de las Mujeres 12 asientos y un espejo de toda la pared, espere a que se desocupara uno y una chica gorda salio, pero el baño estaba limpio, una gran diferencia con el baño de hombres que le dejas un regalito al qué sigue, entre y me sente como sabia que las chicas lo hacian, cagar fue facil se sentia casi lo mismo que cuando era hombre, pero orinar era complicado, no sabia como liberar la presión, a pesar de que quería salir y ya no aguantaba, esta no salia, simplemente cerre los ojos y me relaje y la orina comenzo a fluir dándome esa sensación de alivio

pero separaba mis labios, y escurria por mi clitoris generando cosquillas pero dejando un desastre, el problema fue quedar toda mojada así que tome papel pero era complejo con mis largas uñas, no podía limpiarme bien, me rasguñaba esa parte tan sensible, una vez limpio y seco adelante tuve que limpiar atrás y fue un caos, entre las uñas largas y no poder limpiarme bien mis uñas quedaron llenas de muerda, sabia que debía limpiarme más que bien por que iba a tener esa tanga metida y raspando y ninguna niña quiere oler a mierda. 

Pase casi 5 minutos lavandome esas uñas largas qué el sábado no tenia, por que había comido con lucia ese sábado pero hoy lunes estaban ahí, me di cuenta que estaban descara peladas por que las quiso morder para quitárselas pero no pudo. 

En el colegio, las amigas chillonas que yo no conocia, y el caos hormonal de la pubertad cubrian cada espacio de los salones y pasillos. mi cuerpo se sentia muy raro, descubri que caminaba mejor intentando poner un pie delante de otro, mis senos rebotaban ,otras partes de mi cuerpo se hinchaban, dolían. lloraba por nada. y lo peor: mi mente seguía siendo la de carlos. miraba a las chicas de mi clase, sus risas, sus curvas incipientes, y sentía deseo, me exitaba y era feo por que el cuerpo de lucia se mojaba mucho, tenia que estar viajando a los baños a secarme con papel. intenté acercarme a una, camila, con ese encanto torpe de hombre adulto que no pega en un cuerpo de niña. “¿querés hacer la tarea juntas?”, le dije, guiñándole un ojo. ella solo rió incómoda y se alejó. fracaso total. pero entonces apareció tomás, un chico flacucho de ojos verdes que siempre estaba cerca. “¿estás bien, lucía? te veo rara últimamente y más el día de hoy”, me dijo en el recreo. su preocupación era genuina, y algo dentro de mí se removió. mi corazón latía rápido cuando me hablaba. odiaba esa sensación, me sentía como cuando estaba al inicio de mi relación con mi ex. “eres un hombre, carlos, qué mierda te pasa, eres un maldito hombre, actúa como tal y deja de ser tan gay, controlate eres hombre y el es un hombre con verga, extraño mi pené, quisiera tener un pené de nuevo, pero no el pene de alguien mas”, me gritaba mi mente. pero este cuerpo no era el mío, y sus hormonas no obedecían. era heterosexual como lucía, pero gay como carlos. la culpa me carcomía. ¿estaba traicionando quién era? ¿o solo estaba perdido en esta prisión de carne y emociones?¿Acaso lucia estaba enamorada de tomas desde antes y por eso su cuerpo reaccionaba así? ¿Sería mi destino o mi infierno personal estar en el cuerpo de lucia? ¿Qué debo hacer, acostarme con ese chico?  Este primer día era una batalla entre quién fui y quién soy ahora. proteger el legado que dejé para lucía —para mí misma— significaba resistir a marta, y lidiar con la escuela y todo para que lucia tuviera un gran futuro, enamorarme, o siquiera sentir algo, significaba enfrentarme a un abismo de identidad. no sé cuánto tiempo pueda seguir así antes de quebrarme. pero una cosa tengo clara: no voy a dejar que esa bruja gane. ni ahora, ni nunca.

Los días se repitieron de martes a viernes hasta que nos tocó trabajar juntas en biología a camilla y a mi, y ahí estaba yo —vestida como una versión barata de britney spears— intenté usar mis viejas técnicas de seducción. “las plantas necesitan… humedad”, susurré cerca de su oído, rozando su brazo. Camilla era claramente lesbiana, su pin de bandera lesbiana también lo indicaba, - niña esta claro que esto no lo podemos terminar en la escuela, te espero mañana en mi casa a las 2pm - al decirle a marta qué tenia que ver a camilla el día siguiente me dijo, ninguna hija mía va a ir vestida así, aventandome un rastrillo en la cara. Quiero que todo tu cuerpo este limpio de ese maldito vello qué tu padre te heredó, en cuanto vendamos su cara iras a un tratamiento láser y por que no ponerte unas tetas como las mías, sabes que las mujeres en la familia siempre hemos sido planas, pero mamá tengo unos senos grandes, dije con verdadera molestia por su comentario, ay niña niña, tus pequeños senos no es lo que un hombre quiere, un hombre quiere unas tetas qué no pueda ni agarrar con sus manos, entre a la regadera y con un poco de jabón comencé a rasurar mi cuerpo, marta esperaba que me cortara pero 40 años siendo hombre me habían enseñado bien, entro Martha y me dijo te falta atrás, me rasuro detrás de los muslos y entre las nalgas, y una línea en la espalda, marta quería rasurarme el vello púbico pero le dije que era delicado y lindo así que solo me abrió de piernas y rasuro mis labios, 

tallandome más de los necesario con la toalla me embadurno de crema y me mando a la cama con un babydoll, la tela de seda se ajustaba perfecto a mi cuerpo pero los hilos delgados en mis hombros y en la micro tanga encajando se siempre en mi vagina como toda la semana pero esta aun más por que era más delgada qué las tangas qué Martha me daba a diario, esas tangas me hacían desear la playeritas de unicornios y los leggins ajustados