miércoles, 24 de diciembre de 2014

EL IDOLO PROLOGO "HISTORIA CONJUNTA"

QUERIDOS SEGUIDORES PRIMERO QUE NADA QUIERO DESEARLES FELIZ NAVIDAD Y QUE SE LA PASEN DE UNA MANERA INCREIBLE DONDEQUIERA QUE SE ENCUENTREN.

DESPUES QUIERO AGRADECER MUCHO A ESCRITOR TG POR TODO EL TIEMPO QUE LE HEMOS DEDICADO A ESTA INCREIBLE HISTORIA, SI MUCHOS SE PREGUNTAN POR QUE NO ESCRIBO ES QUE A VECES HE TENIDO MUCHO TRABAJO PERO LA VERDAD Y MAS IMPORTANTE ES QUE ESTAMOS REALIZANDO HISTORIAS CONJUNTAS ENTRE VARIOS BLOGS, UNA DE ELLAS LA PODRAN ENCONTRAR EN CASI TODOS LOS BLOGS DE LA LISTA CON EL ESTILO DE CADA ESCRITOR.

ESCRITOR TG HA ESCRITO UN INCREIBLE PROLOGO PARA LA HISTORIA QUE YA ESTA ESCRITA Y SOLO FALTA AFINAR Y PODRAN DISFRUTARLA EN LOS 2 BLOGS.

POR ULTIMO QUIERO AGRADECER SU APOYO ESTE AÑO QUE HA SIDO DIFICIL PERO SOLO FUE EL PRINCIPIO Y EL SIGUIENTE AÑO PODRAN ENCONTRAR UN SINFIN DE HISTORIAS, COLABORACIONES Y ENCUENTROS PARA AQUELLOS QUE HAN PEDIDO CONOCERME, SERAN REALIZADOS EN LAS TNT'S O MOLES QUE SE ENCUENTREN EN EXPO REFORMA DISTRITO FEDERAL.


ElIDOLO EN LA PAGINA DE ESCRITOR TG 

EL IDOLO

<>Traducido del maya
Prologo
     Cuando los europeos llegaron a america, fueron considerados dioses, sin embargo no tardaron en mostrar su natureleza humana, por desgracia no la mejor parte y mucho menos la cantidad de plagas que trajeron a nuestro pueblo.

     Pronto los hombres blancos y barbados fueron tomando por la fuerza todo cuanto quisieron, incluyendo a los pobladores originales de aquellas paradisiacas tierras; se llevaron el oro, las plumas y hasta el espiritu de la gente que estaba a su paso, conquistando todo por la espada y la cruz.

     Uno a uno los imperios de "las indias" como llamaron los españoles a estas tierras fueron cayendo, quedando unicamente en pie tan solo algunos pequeños remanentes de rebeldia, los acorazados ejercitos de "demonios de cuatro patas" avanzaron de norte a sur exterminando cada pequeña aldea o gran ciudad que no se sometiera a su dominio; siendo justo en el sur donde comenzaria la leyenda.
*****
     La quietud de la selva era rota por el etruendoso sonido de la artilleria, los animales huían despavoridos, el agil venado, el hermoso quetzal, incluso el poderozo jaguar trataban de alejarse del fuego y la destruccion.

     Junto a los animales estan los ultimos guerreros mayas que quedaron en pie, huian de la ciudadela que infructuosamente trataron de defender, apenas lograron salir con vida de la terrible voragine de muerte; quedando heridos por una terrible batalla, dejando atras unas calles blancas enrojecidas con la sangre de los suyos;  pero no todo esta perdido, han logrado capturar a cinco soldados españoles que serviran como un ultimo sacrificio en busca de esperanza. A cada paso que dan se internan mas y mas en la selva, pero a diferencia de lo que podria paracer no estan perdidos.

-<muestranos el camino Itzel hija del maestro artesano>- el lider de los guerreros se dirigia a la unica mujer del grupo, una joven de no mas de quince años
-<es por aqui>- la muchacha indico con su dedo el camino, poniendose al frente para que los guerreros la siguieran

     Llevando a rastras a sus prisioneros, el grupo de valientes llego a unas puertas a los pies de una montaña, con un gesto de su rostro el lider mando a dos guerreros para que quitaran las lianas y maleza que fueron puestas ahí para ocultarlas, los cinco prisioneros quedaron maravillados al mirar las puertas limpias, pues estaban hechas de oro macizo.

-habeis visto, estos salvajes usan el oro para hacer puertas, en cuanto nuestros compañeros lleguen a nuestro rescate nos volveremos inmensamente ricos!- el invasor casi gritaba de emocion con la mirada llena de codicia, enojada por la falta de respeto hacia el lugar sagrado Itzel se acerco y abofeteo a aquel hombre
-<calla blasfemo>- los ojos del rubio se encendieron con odio, de no estar atado el desalmado soldado la habria golpeado hasta el desmayo
-maldita mocosa juro que voy a violarte hasta hartarme y despues te ma...!- un golpe de lanza hizo callar al sujeto, nadie entendia sus palabras pero su horrenda voz resultaba insoportable

     Temerosos a una represalia similar los otros españoles decidieron no hablar mas, deseaban conservar sus vidas, confiados en que un regimiento de sus camaradas pronto los alcanzaria, desgraciadamente para los guerreros mayas sus prisioneros tenian razon, uno de los guerreros que venia rezagado por tener la mision de ser vigia llegaba corriendo casi sin aliento.

-<gran guerrero Ikal! los hombres blancos ya vienen, nos alcanzaran pronto>-
-<cuantos son? Itzae>-
-<mas de los que pude contar señor y vienen con las cosas que escupen fuego y los demonios de cuatro patas>- saber el numero exacto era irrelevante, Ikal sabia que los superaban por lo menos diez a uno, lo adivinaba tan solo por el estruendo de la marcha y el sonido de los tambores de guerra, al oir esto el prisionero golpeado hablo arrogante
-jejeje mis amigos ya vienen cerdos salvajes, en cuanto lle...- otro golpe lo hacia callar, la soberbia de este soldado hubiera impacientado al mismisimo Chac

     Itzel golpeo con fuerza en la puerta, desde el interior se escuchaba como quitaban las trancas para abrirla, segundos despues ambas puertas se abrieron de par en par, apareciendo tras de ellas dos hombres ancianos y una hermosa mujer, ataviados con finas vestiduras y penachos hechos con plumas de quetzal, eran los sacerdotes encargados de cuidar los secretos de aquel templo oculto, el rugir de un cañon apresuro los movimientos del grupo

-<rapido, entren y atranquen las puertas, deben resistir lo mas que puedan, debemos completar el ritual>- ordeno la sacerdotisa, una mujer de gran belleza, piel morena como la madre tierra, de curvas sinuosas y protuberantes, de mirada altiva y segura

     El reducto del ejercito maya obedecio sin chistar, con rapidez entraron en aquel lugar que parecia una montaña, una montaña hecha por el hombre para camuflajear el templo, mientras tres hombres se encargaban de asegurar la puerta lo mejor posible el resto se interno dentro del sitio siguiendo por un largo pasillo apenas iluminado por la luz de rudimentarias antorchas.

     A toda velocidad, el grupo siguio a la sacerdotiza atravez del tunel, los prisioneros estaban muertos de miedo, habian escuchado que esta gente hacia sacrificios humanos; al final del recorrido los esperaba un salon enorme, ricamente decorado, los relieves de las blancas paredes representaban batallas, y al centro una enorme estatua de lo que parecia ser una especie de gigante con la cabeza de un jaguar y el musculoso cuerpo de un hombre, al rededor de la escultura habia precisamente cinco camas hechas de piedra con grilletes en los extremos.

-<coloquen a los sacrificios>- ordeno implacable la sacerdotisa señalando a los españoles y luego a los altares
-nooo!, ayudenos!, auxilio!, noooo!- gritaban asustados los prisioneros mientras se retorcian al momento que eran aprisionados de pies y manos con los grilletes a las piedras, todos suplicaban por sus vidas, suplicas inutiles que ademas no podian superar la barrera del idioma, todos gritaban, todos menos uno, el mismo que ya habia sido golpeado antes
-ya dejen de suplicar gilipollas, no les den el gusto a estos malditos indios del demonio!, que sepan que los españoles somos mas hombres que cualquiera- con una sonrisa en el rostro volteo a mirar a la sacerdotiza y le dijo -te juro maldita ramera que te voy a sacar los ojos a punta de follones y en cuanto a tu dios de piedra mira lo que pienso de el- con fuerza el hombre primero escupio los pies de la estatua y despues la cara de la bellizima mujer, el lider de los guerreros que estaba al lado del irrespetuso soldado tomo su cuchillo de piedra y casi lo clava en el corazon del prisionero, pero con un rapido movimiento la doncella lo detuvo
-<no Ikal, lo necesitamos con vida>- luego de salvar al blanco, limpio el scupitajo de su rostro, se le acerco al oido y le dijo susurrando en el idioma de los invasores -tu seras la elegida- se levanto y se alejo contoneando sus enloquecedoras caderas devolviendole la sonrisa que el le habia ofrecido antes
-que quieres decir con "elegida"!? Como es que hablas mi idioma maldita bruja?- otro golpe hizo una vez mas que el alterado tipo dejara de gritar, esta vez quedando desmayado.
*****
     El aroma del incienso que sale de sahumadores que estan en manos de los sacerdotes invade el hambiente, sumado al sonido de los tambores que tocan dos de los guerreros sobrevivientes provocan que todo tenga un sentido espiritual, en el centro de todo esta la sacerdotiza que con los ojos cerrados recita en voz baja una letania a sus dioses.

     El ruido desperto al golpeado soldado español que siente que le retumba la cabeza de dolor por el humo ceremonial, voltea y enfoca la vista buscando a sus compañeros que han dejado de gritar, cuando logra por fin obtener una imagen clara observa que todos han sido amordazados para acallar sus incesantes suplicas y alaridos, de forma inutil el blanco lucho para soltarse de sus amarras jalando con todas sus fuerzas, pero se detuvo cuando todo de repente se quedo en un sepulcral silencio.

-<hermanos!>- comenzo a hablar la bella mujer maya -<en este obscuro tiempo en el que los invasores blancos nos han traido destruccion y muerte, nos reunimos aqui para pedirle a nuestros dioses que nos den su ayuda, se que la victoria ya es imposible, pero lucharemos hasta el final, gracias a que consiguieron estos sacrificios>- señalo a los cinco prisioneros -<podremos invocar la fuerza del gran guerrero jaguar para que nuestra sangre no sea borrada de la faz de esta tierra, aunque hoy ninguno de nosotros sobreviva, la semilla de nuestro pueblo estara a salvo entre nuestros enemigos>- con un gesto de su mano la belleza de piel morena indico a los tamborileros que iniciaran de nuevo, los rudimentarios instrumentos comenzaron a sonar con un ritmo lento, la mujer en el altar volteo hacia Itzel y asintio con la cabeza en señal de que era el momento, la joven se acerco sacando de entre sus ropas una pequeña bolsa de piel que le entrego a la mujer adulta
-<aqui tienes Yatziri, mi padre apenas logro terminarlo y con su ultimo aliento me pidio que te lo entregara>- los ojos de la joven maya se llenaron de lagrimas
-<gracias Itzel, te prometo que la vida de tu padre no se habra perdido en vano, tan solo de sus prodigiosas manos pudo haber salido esta mistica pieza>-

      De la pequeña bolsa, Yatziri la sacerdotiza saco un pequeño idolo, no mas grande que su dedo meñique, sin embargo la perfeccion y el detalle eran abrumadores, la pequeña pieza estaba hecha de dos materiales distintos, jade y obsidiana, por el lado del jade el diseño era femenino, una mujer de rasgos delicados y por el contrario en la negrura brillante de la obsidiana estaba tallado la dura y musculosa forma de un hombre, ambos unidos a un cordel que lo convertia en un dije; los sacerdotes acercaron los sahumadores a la pieza que Yatziri tenia elevada hacia el cielo; ella comenzo a gritar

-<ho! gran diosa Ixchel, Grandioso Chilam Balam, por favor doten este sagrado talizman del poder que necesito para salvar a mi raza>- la pieza comenzo a iluminarse, el ritmo de los tambores aumentaba como queriendo acoplarse a los latidos del corazon de los presentes, que ya fuera por miedo o exitacion estaban a mil por minuto

     El misticismo del momento fue interrumpido por un estruendo que hizo temblar las paredes del templo, los guerreros que vigilaban la puerta llegaron corriendo a donde se encontraban sus compañeros, se dirigieron a Ikal, que despues de escucharlos le hablo a Yatziri

-<perdone mi señora, pero mis hombres dicen que los demonios estan aqui, tratan de abrir las puertas, no resistiremos mucho tiempo, debe apresurar la ceremonia>-
-<que asi sea>-
-<rapido ustedes, vayan y contengan la puerta todo lo que puedan>- ordeno el hombre del penacho grande a un grupo de guerreros
*****
      Seria y solemne Yatziri se coloco el dije en el cuello y se acerco a los prisioneros -<ho! Dioses protectores concedanme la fuerza y el poder, tomen estos sacrificios y denme el poder del guerrero jaguar>- toco al primer español junto a ella en la frente, este comenzo a retorcerse, poniendo los ojos en blanco, de inmediato se dirigio al segundo e hizo lo mismo, con el mismo efecto, y asi sucecivamente hasta llegar con el ultimo de los prisioneros que no era otro mas que el que habia dado tantos problemas
-que nos haceis bruja! Te pudriras en el infierno por nuestras muertes- Yatziri se acerco a la cabeza del hombre que inutilmente trataba de alejar su frente de la mano de ella -no me toques descastada, bruja, maldita, ojala todos ustedes se vayan al ifiernooouugh!- la mujer morena toco la frente del hombre y al igual que sus compañeros comenzo a sentir que el cuerpo se le partia en dos.

     Yatziri se acerco de nuevo al altar central y comenzo a rezar sus letanias, de pronto su cuerpo comenzo a sudar, la mujer apreto los dientes, parecia sufrir un intenso dolor al igual que los hombres en las piedras, pero lo soportaba estoicamente; frente a todos comenzo a pasar algo impresionante, algo que jamas hubiesen visto de no ser por las duras circunstancias que estaban viviendo, el hermoso cuerpo de Yatziri comenzo a cambiar ganando estatura, en unos segundos ya media mas de dos metros, los musculos de sus piernas y brazos crecian sin cesar al mismo tiempo que la espalda se ensanchaba rompiendo los delicados ropajes que cubrian la parte de arriba de su cuerpo, de todas formas ya no lo necesitaria, los senos que cubrian esas telas habian desaparecido dando paso a unos fortalecidos pectorales, las manos delicadas de Yatziri se convirtieron en dos poderozos puños casi tan grandes como un coco capaces de destrozar un craneo de un solo golpe, los finos rasgos que le daban un aire de princesa, poco a poco se endurecieron dando paso al rostro cuadrado de un valiente guerrero, su pequeño taparrabos se levantaba al frente tras la nueva masa de carne que tenia ahora entre las piernas, muy grande incluso para la actualidad, era una virilidad que ni los guerreros españoles tenian, pero yatziri no era la unica que cambiaba, el idolo en su cuello sufria una extraña transmutacion, las mitades de la pequeña escultura cambiaban de lugar, es decir la mujer se volvia de obsidiana y el hombre de jade.
*****
     Una vez finalizada la transformacion, la que una vez fuera una hermosa sacerdotiza arranco de su cintura el pequeño taparrabo que quedaba de su ropa, dejando ver entre sus piernas el  poderoso y gigantesco falo ahora completamente erecto al ver lo que tenia frente a el, respiro profundo y hablo con una voz grave y poderosa que semejaba al trueno de Chac Mol

-<preparen a la mujer blanca!>-

     Dos guerreros se acercarron a la piedra donde estaba el irreverente español, pero ya no lo encontraron, en su lugar, metida dentro de una enorme armadura metalica estaba una delicada y dulce doncella pelirroja, su cuerpo era hermoso voluptuoso incluso para ese tiempo y se podían ver sus atributos en esa armadura que ahora le quedaba gigante, de piel blanca salpicada de pecas de un claro color cafe, los hombres mayas la levantaron de la piedra con facilidad, ni siquiera tuvieron que soltar los nudos de las amarras, las ahora delicadas muñecas de la mujer se deslizaron de ellas con facilidad, el enorme pantalón sin ropa interior cayo al piso dejando ver una curva redondeada en su entrepierna llena de una maraña de vello púbico muy fino pero abundante de color castaño pelirojo como su cabello; completamente confundida la prisionera no opuso ninguna resistencia, en su mirada se podia adivinar que no sabia siquiera su nombre.

     Una vez ante el altar, sostenida por los hombres a su lado pues no tenia fuerzas para sostenerse en pie, vio al gigante en el que se habia convertido Yatziri y con una voz suave como canto de quetzal hablo

-donde estoy? Quienes son ustedes? Que me han hecho?- preguntaba ella mientras masajeba su cien tratando de disipar la confusion
-tu eres la elegida para salvaguardar la semilla de nuestro pueblo- la atronadora voz del gigante retumbo en los oidos de la hembra blanca
-no... No entiendo que quieres decir, yo... Yo no... Yo no se quien soy- casi desfallecida los gurreros deslizaron el cuerpo de la mujer por el yelmo de la armadura, con sus grandes manazas el gigante le desgarro las ropas dejandola totalmente desnuda, miro con lujuria el hermoso cuerpo blanco como la leche, de rebosantes senos y anchas caderas, la tomo por la cintura, los intentos de resistirse por parte de ella eran inutiles, no tenia fuerzas y aun que las hubiese tenido aquel hombre era un verdadero monstruo y nada hubiera podido hacer, la llevo hasta el altar central, la recosto y domino sus muñecas con una mano, levanto el rostro y hablo
-<hermanos! Hoy nosotros pereceremos, pero nuestra sangre prevalecera>- volteo hacia la mujer frente a el, una vez mas hablo en castellano -tu, mujer, llevaras la semilla de mi pueblo y la protegeras, los demonios blancos no se atreveran a dañarte- la confusion en la mente de la ahora delicada doncella no cedia ante tales palabras, pero pronto veria aclaradas sus dudas.

      El rito dio comienzo, los sacerdotes comenzaron a cantar  sus letanias, el ritmo de los tambores comenzo a aumentar, la mano izquierda del enorme maya aun sujetaba ambas muñecas de la mujer, con la mano izquierda le abrio las piernas dejando vulnerable su virginal cavidad sexual, apenas salpicada de vellos rojizos, coloco su enorme falo totalmente erecto justo en la entrada de aquella novel vagina, la hembra no sabia que hacer, se sentia mareada y aturdida, el humo, los rezos, todo era una voragine de imagenes y sonidos que en lo mas algido se detuvo solo para hacerle saber que ahora era una mujer, sin piedad alguna el miembro duro del guerrero se introdujo hasta el fondo del fragil sexo de la chica.

-AAAAAAAAAAA! Un desgarrador grito salio de la garganta de la española, un alarido que retumbo en cada esquina de aquel lugar sagrado
    
      Los tambores comenzaron a sonar de nuevo, inmediatamente el enorme hombre comenzo a poseer a la prisionera, ritmicamente metia y sacaba su pene del cuerpo de la mujer, la cual apretaba los dientes y lloraba de dolor con cada nuevo embate de aquel agresivo amante, la simiente del guerrero pronto inundo el interior de la hembra blanca, en ese momento el ritual terminaba; el retiro su miembro de ella dejandola sollozante en la piedra plana del altar, justo en ese momento las paredes del lugar volvieron a temblar, los enemigos estaban por entrar al templo
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-<rapido! mi armadura>- ordeno el gigante, al momento los ancianos sacerdotes le colocaron los aditamentos necesarios para el combate, coronandolo con una especie de casco que asemejaba la cabeza de un jaguar; se veia identico a la estatua del altar, dejando de lado el arma tradicional que le ofrecian los ancianos, el hombre en que se habia convertido Yatziri se acerco a las armas que le quitaron a los prisionero y tomo dos relucientes espadas, una en cada mano, volteo hacia Itzel y quitandose el collar se lo entrego a la joven artesana -<toma pequeña huye, huye y preserva este poderoso amuleto, protegelo de las manos de los que no llevan nuestra sangre>-
-<si hermana... Hermano>- contesto la chiquilla, tomo el objeto y salio corriendo por un pasadizo del templo
 -<hermanos! Llego el momento de combatir, unanse a mi en vida y yo me les unire en la muerte! Pero les juro que primero derramaremos la sangre de nuestros enemigos!hoy los vere en Shibalbaaaaa!>- arengados en su argullo por el que en ese momento era su lider moral los guerreros gritaron freneticos levantando sus lanzas y escudos.

     Las paredes del templo volvieron a retumbar, una nube de polvo surgio del tunel, señal inequivoca de que la puerta habia caido, el poderoso guerrero jaguar fue el primero en adentrarse en el tunel y tras de el los quince valientes mayas que quedaban de las tropas imperiales, corrieron dispuestos a enfrentar solos un ejercito que los superaba en numero y tecnologia, pero no en coraje.
*****
     El olor a polvora y sangre invadia todos los rincones del majestuso templo en medio de la selva, los cadaveres tapizaban por completo el estrecho tunel que conducia al salon principal, los valerosos gurreros mayas habian caido uno a uno, no sin antes dar cuenta de mas de un enemigo, el unico que aun quedaba con vida era el gran jaguar, que ya despojado de su armadura y herido de muerte, era prisionero de los demonios blancos.

-en donde estan nuestros compañeros salvaje?, que habeis hecho con ellos? Os juro que si los sacrificasteis a tus falsos dioses te os arrancare el corazon con mis propias manos!- el capitan Alvarado, lider del regimiento trataba de intimidar al prisionero, pero este ni siquiera mostraba interes en sus palabras
-no se esfuerce capitan, este infiel nisiquiera entiende nuestra lengua- le dijo fray Juan al militar poniendo su mano en el hombro del enfurecido hombre
-no te metas en esto capellan!- le grito el Capitan al religioso retirando la mano de su hombro de un violento manotazo -si las palabras no sirven, este maldito animal negociara con mi acero- encolerizado, el capitan jalo de los cabellos al jaguar y puso una daga en su garganta -por ultima vez, donde estan mis hombres?-

     Con el rostro bañado en sangre, el guerrero sometido por cinco soldados españoles sonrio socarron y señalo con la mirada el final del tunel; furioso por la actitud del indigena, el capitan español le cruzo el rostro con la empuñadura de su arma.

-maldito salvaje, si no te he matado es por que quiero que mis amigos sean quienes tomen tu vida en compensacion por tus barbaries- con una seña le indico a sus hombres que lo siguieran, haciendo a un lado los cuerpos que estorbaban su camino, justo en el umbral del sitio un sonido muy extraño llamo su atencion, era el sonido de mujeres llorando, incredulo de sus propios oidos corrio dentro del lugar -pe... Pero que es esto?-

     Los hombres barbados no podian creer lo que veian, cuatro hermosisimas mujeres blancas igual que ellos , lloraban recostadas en altares de piedra, las cuatro envueltas en olgadas ropas, ropas que evidentemente ellos reconocieron, pues eran identicos a los uniformes que traian puestos, se acercaron para verlas mejor, les preguntaron quienes eran, pero ninguna recordaba nada

-ca... Capitan usted piensa lo mismo que yo?- hablo el capellan  fray Juan con un nudo en la garganta
-yo... Es esto posible?- el asombro y el miedo se apoderaban del lider del regimiento, avanzaron hacia el centro del salon atraidos por un llanto incesante, al llegar a la fuente del sonido se encontraron con la quinta mujer, al verla totalmente desnuda, el fraile se apresuro a cubrirla con su capa, el capitan Alvarado le tomo el brazo derecho a la mujer que no paraba de sollozar, observo su muñeca derecha y lo que vio lo dejo aun mas anonadado de lo que ya estaba -es el contramaestre Hernandez-
-el marinero mas duro y aguerrido de la nave!? Como lo sabe capitan?- pregunto el religioso
-el tatuaje en su muñeca, se lo hizo antes de salir de España, lo arreste dos dias por eso-
-esto es cosa del diablo!- fray Juan se persigno cinco veces y se alejo de la mujer muerto de miedo

     El capitan desenfundo su sable y con el hizo una seña para que los guardias pusieran de pie al prisionero

-que fue lo que hicieron con mis hombres!?- pregunto el alto mando español con los ojos encendidos
-<fueron un... buen sacrificio... para los dioses>- respondio en su lenguaje el gigante herido mientras tosia sangre
-no entiendo tu estupida lengua!- grito el blanco y estrello su puño contra el rostro ya maltratado del maya, lo tomo del cabello y lo encaro lleno de odio -que le hiciste a este hombre!?- pregunto mientras señalaba a la transformada
-e... Ella... Sera nu... Nuestra... Salvadora- para sorpresa de todos el hombre de piel morena hablo en castellano, luego escupio a la cara del capitan -su... Sacrificio salvara a mi pueblo-
-no cabe duda que ustedes estan locos- espeto el capitan mientras limpiaba su rostro con la manga de su camisa, camino hasta ponerse a la espalda del gigante, con una seña ordeno que lo pusieran de rodillas -no se de que sacrificio hablas, pero te juro por dios que a esta mujer no le va a pasar absolutamente nada, de mi cuenta corre - el maya sonrio para sus adentros -pero de todas formas tu ya no lo veras perro-

      El frio del acero del Capitan fue lo ultimo que sintio el anonimo heroe maya cuando el afilado sable atraveso su nuca saliendo por la boca.
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-aaahh, ahaa, aha, ahaa,-

      Jadeando y completamente sudorosa una joven despierta subitamente en su recamara, se incorporo aun respirando agitadamente para que sus pulmones trataran de recuperar aire, encendio la lampara de su buro y miro en su reloj que apenas eran las tres de la madrugada, aun faltaban varias horas para ir a la escuela, se volvio a recostar para tratar de dormir de nuevo, antes de cerrar los ojos dijo
 -carambas! Estos sueños se ponen cada vez mas raros-

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